El colapso del techo del club Jet Set en República Dominicana: cronología, causas y consecuencias

La madrugada del 8 de abril de 2025, la icónica discoteca Jet Set de Santo Domingo se convirtió en escenario de una de las peores tragedias en la historia reciente de República Dominicana. Durante un concurrido concierto de merengue, el techo del recinto colapsó repentinamente, sepultando a cientos de personas bajo los escombros. El desastre dejó un saldo devastador de más de dos centenares de muertos y decenas de heridos​, incluyendo a reconocidas figuras de la farándula y la vida pública del país. A continuación, presentamos una investigación a fondo de los hechos, abarcando la secuencia cronológica del suceso, el balance de víctimas, la respuesta de las autoridades, las posibles causas y responsabilidades, el proceso legal en marcha, las reacciones públicas y el impacto social que ha generado esta tragedia.

Cronología de la tragedia

7-8 de abril de 2025 (madrugada): La noche del lunes 7 de abril transcurría en el Jet Set con su tradicional evento de “Lunes de merengue”. Pasada la medianoche, cuando el popular merenguero Rubby Pérez llevaba alrededor de una hora actuando ante un público de varios cientos de personas, ocurrieron las primeras señales de peligro​. Un video grabado por asistentes mostró cómo caía polvo y un fragmento del cielo raso, alertando a algunos espectadores y al propio Pérez, quien dirigió la mirada hacia el techo instantes antes del desastre. A las 12:46 a.m. (hora local) del martes 8 de abril, sin más aviso, el techo central de la discoteca colapsó por completo, desplomándose sobre la tarima, el área VIP y la pista de baile abarrotada​. En cuestión de segundos, la vibrante velada se convirtió en caos y oscuridad, con gritos de pánico y una nube de polvo cubriendo el lugar.

Minutos después del colapso, sobrevivientes aturdidos y empleados del club comenzaron a auxiliar a quienes habían quedado atrapados, mientras las primeras llamadas de auxilio saturaban las líneas de emergencia. Entre los atrapados se hallaba Nelsy Cruz, gobernadora de Montecristi, quien alcanzó a comunicarse por teléfono desde debajo de los escombros. De hecho, la primera dama Raquel Arbaje reveló que Cruz logró llamar al presidente Luis Abinader cerca de las 12:49 a.m. para informar de la catástrofe. Esa sería una de sus últimas acciones, pues la funcionaria sucumbiría más tarde a las heridas.

8 de abril (madrugada a mañana): Los equipos de emergencia arribaron rápidamente al lugar y comenzaron labores de búsqueda y rescate en medio de la destrucción. Decenas de personas fueron sacadas con vida en las primeras horas, muchas con lesiones de diversa gravedad, y trasladadas de urgencia a hospitales cercanos​. Afuera de la discoteca, escenas de angustia se desarrollaban mientras familiares desesperados llegaban buscando noticias. Con el amanecer, la magnitud del desastre se fue esclareciendo: se contaban decenas de cadáveres entre los escombros y aún se desconocía cuántas personas seguían desaparecidas. Las autoridades instalaron un puesto de mando cerca del sitio –incluso el director del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), Juan Manuel Méndez, despachaba desde allí– para centralizar la información oficial y coordinar el operativo.

A medida que avanzaba el día, el número de víctimas fatales confirmadas aumentaba aceleradamente. Al mediodía del martes 8, ya se hablaba extraoficialmente de al menos varias decenas de fallecidos, cifra que lamentablemente seguiría en ascenso. Las labores de rescate se mantuvieron ininterrumpidas pese a la dificultad de remover losas de concreto y vigas retorcidas. Hacia las 3:00 p.m. del mismo martes, los rescatistas dejaron de encontrar personas con vida; desde esa hora en adelante, únicamente se recuperaron cuerpos sin vida del interior de la discoteca​. No obstante, las autoridades insistieron en que no detendrían la búsqueda “mientras haya reportes de parientes y amigos” sobre desaparecidos, abrigando la esperanza de hallar supervivientes a pesar de que con cada hora que pasaba esa posibilidad se desvanecía​.

8 de abril (tarde y noche): En la tarde-noche del martes, la cifra oficial de fallecidos superó la centena. A las 8:00 p.m., el Instituto Nacional de Patología Forense anunció la suspensión temporal de la identificación de cadáveres hasta la mañana siguiente, debido a la complejidad del proceso y a las aglomeraciones de familiares afuera de la morgue exigiendo información. Solo 32 víctimas habían sido identificadas por nombre hasta ese momento. Las autoridades pidieron paciencia a los allegados y comunicaron que reanudarían las identificaciones al amanecer del miércoles, una vez reforzado el equipo forense. Mientras tanto, los cuerpos recuperados continuaban siendo trasladados en ambulancias –se contabilizaron al menos 138 traslados en las primeras horas​ y almacenados para autopsias e identificación. Al cumplirse 24 horas del colapso, el panorama era desolador: 98 personas fallecidas, más de 155 heridas y “cientos” aún reportadas como desaparecidas en el caos inicial. La angustia y la desesperación dominaban a los familiares que seguían sin localizar a sus seres queridos, muchos de los cuales se congregaban con fotos de sus parientes en las afueras de hospitales y del centro forense en busca de alguna noticia.

9 de abril: La jornada del miércoles trajo un doloroso incremento en el conteo de víctimas, pero también apoyos adicionales para las labores de rescate. Equipos especializados de Israel, Puerto Rico y México llegaron a Santo Domingo el 9 de abril para sumarse a los más de 300 rescatistas dominicanos que trabajaban en la “zona cero” del Jet Set. Con ayuda de tres grúas, unidades caninas y maquinaria pesada, se aceleró la remoción de escombros en las áreas donde aún podrían encontrarse cuerpos​. Para la tarde del miércoles, más de 48 horas después del derrumbe, las autoridades confirmaron que el número de fallecidos había sobrepasado los dos centenares​. De hecho, el COE informó oficialmente que al menos 218 personas murieron por el desplome, mientras que 189 fueron rescatadas con vida (heridas de distinta consideración). Entre los sobrevivientes se cuentan aquellos que lograron escapar por sus propios medios y los que fueron sacados por los socorristas durante los dos días y medio que duró la búsqueda​.

10 de abril: En la mañana del jueves, el presidente Abinader anunció que ya no quedaban personas desaparecidas y que se daba por finalizada la fase de búsqueda de sobrevivientes para pasar a la fase de recuperación de cadáveres y peritajes técnicos​. Tras 60 horas ininterrumpidas de labores de rescate, se confirmó que 189 personas en total fueron halladas con vida bajo los escombros, una cifra milagrosa dada la magnitud del colapso​. Sin embargo, el saldo de muertos también siguió aumentando ligeramente en los días posteriores, a medida que algunos heridos graves sucumbían en los hospitales. La noche del 10 de abril, las brigadas redujeron sus operaciones y el lugar quedó bajo custodia para la investigación forense. Las últimas autopsias se llevaron a cabo el viernes 11, en una jornada maratónica en la que el Instituto Nacional de Ciencias Forenses reforzó su equipo para concluir todas las necropsias antes de finalizar la semana​.

11-12 de abril: Hacia el fin de semana, con todas las víctimas recuperadas e identificadas, inició el penoso proceso de entrega de cuerpos a los familiares y la realización de funerales multitudinarios. El sábado 12 de abril, las autoridades informaron que habían concluido la identificación plena de cada uno de los fallecidos y la entrega de sus restos a los deudos. Ese mismo día, se dio a conocer el balance final y más trágico: 226 personas fallecidas a causa del colapso, luego de que cinco heridos murieran durante el tratamiento médico, entre ellos una mujer costarricense de 41 años​. Esta cifra convierte al incidente en la peor tragedia ocurrida en una discoteca a nivel mundial en décadas, y una de las peores catástrofes civiles en la historia dominicana fuera del contexto de desastres naturales.

Víctimas: fallecidos y heridos

El desplome del techo del Jet Set cobró 226 vidas y dejó 189 personas heridas de diversa gravedad, según el recuento oficial definitivo. Entre los fallecidos hay una desgarradora representación de distintos ámbitos de la sociedad dominicana e incluso extranjeros, lo que realza el carácter masivo de la pérdida.

En el mismo lugar del suceso perdieron la vida el cantante Rubby Pérez, de 69 años, conocido como “la voz más alta del merengue”, quien era la figura estelar del evento, y uno de sus músicos de la orquesta (su saxofonista). También falleció Nelsy Milagros Cruz, gobernadora de la provincia Montecristi y hermana del ex beisbolista de Grandes Ligas Nelson Cruz. Su deceso, según informes, se debió al impacto de vidrios y escombros mientras estaba atrapada esperando ser rescatada​. El mundo del deporte perdió a dos figuras notables: el ex lanzador de béisbol Octavio Dotel (campeón de la Serie Mundial 2005) y el ex pelotero Tony Blanco, quienes se encontraban entre el público​. Trágicamente, trascendió que Blanco murió heroicamente al proteger y salvar la vida de su colega Esteban Germán, también exjugador de MLB que estaba presente​. Otra víctima vinculada al deporte fue Luis Guillén, miembro de la selección nacional de fútbol​.

El sector cultural y empresarial también se vio golpeado. Entre los fallecidos figuran Martín Polanco, destacado diseñador de modas dominicano​, y Christian Tejeda Pichardo, director de Infraestructura Urbana de la alcaldía del Distrito Nacional (Santo Domingo). Asimismo, Lucila Ramón, funcionaria del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, pereció junto a su hija en la tragedia. Una de las familias más reconocidas del ámbito financiero dominicano, los Grullón (vinculados al Grupo Popular), perdió a cuatro de sus miembros, incluido el empresario Eduardo Grullón, su esposa, su hermana y su cuñado​. La lista de víctimas nacionales incluye además artistas, estudiantes universitarios, empleados del propio club y hasta familias enteras que aquella noche decidieron salir a divertirse.

El carácter cosmopolita del Jet Set –frecuentado por turistas y residentes extranjeros– se refleja en la presencia de varias víctimas foráneas. Al menos 10 ciudadanos venezolanos murieron en el colapso y otros 5 resultaron heridos, entre ellos la conocida presentadora de noticias Elianta Quintero, de la cadena Telemicro, quien estaba asistiendo al concierto​. También fallecieron una mujer de Colombia (otras dos colombianas sufrieron heridas), dos franceses, un italiano, un haitiano y un keniano, de acuerdo con los reportes del Ministerio de Exteriores dominicano​. En cuanto a los heridos, se contabilizaron 189 sobrevivientes rescatados con vida bajo las ruinas​. Muchos de ellos presentaban fracturas, traumas craneales y lesiones severas. Dos de los heridos más prominentes fueron Bray Vargas y Carlos J. Gil Rodríguez, miembros de la Cámara de Diputados que se encontraban en la discoteca; ambos fueron hospitalizados junto con la esposa de Rodríguez. Este último incluso reportó a dos asistentes personales como desaparecidos en las primeras horas posteriores al siniestro​.

El hecho de que entre las víctimas fatales se cuenten políticos, artistas, peloteros, funcionarios, profesionales y extranjeros refleja la magnitud transversal de la tragedia. República Dominicana quedó de luto no solo por la cifra de fallecidos, sino también por las caras conocidas y las historias humanas detrás de cada pérdida. Una de las imágenes más sobrecogedoras del día siguiente al desastre fue la de decenas de familiares sosteniendo fotos de sus seres queridos frente al Instituto de Patología Forense, esperando la dolorosa tarea de la identificación​.

Operativo de rescate y respuesta de las autoridades

Tras el colapso, la respuesta de las autoridades fue inmediata y masiva. En cuestión de minutos acudieron al lugar unidades de bomberos, ambulancias del Servicio Nacional de Salud, brigadas de la Defensa Civil, policías y militares, así como voluntarios de la Cruz Roja. El gobierno movilizó a unos 400 socorristas para atender la emergencia​. Bajo la coordinación del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), se desplegó un amplio operativo multidisciplinario que incluyó 22 entidades del Estado, entre organismos de emergencia, seguridad y apoyo logístico. Los rescatistas trabajaron a contrarreloj, removiendo escombros con maquinaria pesada –tres grúas industriales– apoyados por equipos caninos de búsqueda entrenados para detectar personas sepultadas. “Todos los recursos del gobierno” fueron puestos a disposición, aseguró el presidente Luis Abinader al visitar personalmente la zona del desastre en la mañana del 8 de abril​. En esa visita, el mandatario conversó con familiares, alentó a los rescatistas a no desfallecer en la búsqueda e informó que se abriría una investigación exhaustiva sobre lo ocurrido.

El sistema de salud y emergencias también se puso a prueba máxima. Decenas de ambulancias realizaron al menos 155 traslados hacia distintos hospitales del Distrito Nacional​. Clínicas y centros de salud como el Hospital Darío Contreras, el Marcelino Vélez y el Moscoso Puello recibieron oleadas de pacientes heridos; muchos de los lesionados fueron atendidos en pasillos por la saturación inicial. Médicos y enfermeras, incluso aquellos fuera de turno, acudieron voluntariamente para reforzar las salas de emergencia ante la llegada masiva de víctimas. Se hizo un llamado público a donar sangre para los heridos, logrando que más de mil personas acudieran a los bancos de sangre solidariamente en las primeras 48 horas​. En paralelo, forenses y personal del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) trabajaron sin descanso en la morgue realizando autopsias. Para el 10 de abril en la noche, ya habían practicado 130 autopsias, y anunciaron que concluirían con todas las restantes antes del fin de semana, con el fin de entregar los cuerpos a los familiares lo más pronto posible.

Ante la magnitud del desastre, República Dominicana recibió asistencia internacional. La madrugada del 9 de abril arribaron al país equipos de rescate especializados de Puerto Rico, México e Israel, con experiencia en búsquedas urbanas tras terremotos y colapsos estructurales​. Estos grupos, equipados con sensores de vida, cámaras telescópicas y más perros de búsqueda, se integraron a las labores en coordinación con los socorristas locales. Su apoyo resultó valioso para inspeccionar áreas de difícil acceso bajo los escombros. No obstante, pese a todos los esfuerzos, no se encontraron más sobrevivientes después del mediodía del 8 de abril​. Tras dos días y medio de operativo, el COE dio por finalizada la búsqueda de personas el 10 de abril, enfocándose entonces en la recuperación de los últimos cuerpos y en permitir el ingreso de peritos estructurales a la escena​.

Durante las labores de rescate, las fuerzas de seguridad controlaron los accesos al área para evitar el ingreso de curiosos y garantizar el trabajo seguro de los rescatistas. La Policía Nacional y miembros de las Fuerzas Armadas establecieron un perímetro de seguridad en torno a la discoteca derruida. También colaboraron en la regulación del tránsito en la Avenida Independencia –una importante arteria de la capital–, la cual quedó parcialmente cerrada debido al operativo de emergencia. El orden dentro de la tragedia se mantuvo notablemente, sin informes de actos de vandalismo ni robos, en parte gracias a esta rápida acción de las fuerzas del orden.

Cabe destacar la coordinación interinstitucional lograda: en total participaron 22 agencias estatales, incluyendo bomberos, Defensa Civil, Policía, militares, Ministerio de Salud, 911, Cruz Roja, Obras Públicas (que proveyó equipos y personal técnico), entre otras. A pesar de la naturaleza caótica del suceso, esta coordinación fue elogiada por expertos, señalando que probablemente permitió salvar muchas vidas en las primeras horas. Prueba de ello es que 189 personas fueron rescatadas con vida de entre los escombros, una cifra significativa dadas las circunstancias​.

Ya en la fase posterior de recuperación, las autoridades desplegaron carpas y centros de información para los familiares de víctimas. Psicólogos y trabajadores sociales ofrecieron acompañamiento a los dolientes en las afueras de la morgue y hospitales. Instituciones públicas y empresas privadas brindaron apoyo logístico: por ejemplo, la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses facilitó transporte para familiares desde el interior del país hacia la capital, y varias funerarias ofrecieron servicios gratuitos o a bajo costo. El gobierno dominicano también anunció ayuda económica para los familiares de las víctimas mortales y apoyo médico para los heridos graves, como parte de la respuesta humanitaria a la tragedia.

Causas bajo investigación y posibles responsables

A pesar de la rapidez con que se conocieron los efectos del derrumbe, la causa exacta del colapso estructural permanecía bajo investigación en los días posteriores. Las autoridades advirtieron desde un inicio que resultaba prematuro señalar un motivo definitivo sin los peritajes técnicos correspondientes​ El Ministerio Público (Procuraduría General) y el Ministerio de Vivienda y Edificaciones conformaron un equipo conjunto de expertos nacionales e internacionales para analizar los restos del edificio y determinar qué falló en la estructura​. No obstante, diversos especialistas en ingeniería estructural ofrecieron sus primeras hipótesis, apuntando a posibles negligencias en la construcción o mantenimiento del local.

Un dato relevante es que el edificio del Jet Set no era originalmente una discoteca, sino que fue construido hace más de 45 años como un cine. Posteriormente, con el paso de las décadas, el inmueble fue adaptado para albergar un club nocturno (operando desde 1973) y se le hicieron renovaciones en 2010 y 2015. Según el ingeniero Teodoro Tejada, expresidente del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), la estructura del techo no fue concebida para soportar las cargas de un centro de baile moderno​. “Esa losa […] no fue calculada como entrepiso, sino como techo. Posteriormente fue sometida a sobrecarga”, explicó Tejada, indicando que probablemente se colocaron encima equipos o materiales para los cuales ese techo plano no estaba diseñado.

Tejada enumeró tres factores principales que, en su criterio, pudieron haber convergido para provocar el desplome: (1) una sobrecarga estructural (exceso de peso) sobre la losa del techo, (2) “fallas dulces” vinculadas al deterioro oculto de elementos –como filtraciones de agua que debilitaron la losa y desprendimientos del revestimiento ocultos tras un plafón falso–, y (3) el hecho de que el uso actual del edificio era muy distinto del uso para el que fue construido originalmente. En otras palabras, el techo del antiguo cine habría sufrido alteraciones (perforaciones para cableado, instalación de sistemas de sonido e iluminación, agregados de capas de material) que comprometieron su estabilidad a lo largo del tiempo. “Para mí hubo un sobrepeso de fino (material de revestimiento), hubo desprendimientos que no se veían debido al plafón negro. Las filtraciones se colaban por ahí, y encima se colocaban más capas sobre otras”, detalló el ingeniero, aludiendo a reparaciones cosméticas que añadían peso sin remover el material dañado​. Además, señaló que las intensas vibraciones causadas por la música a alto volumen y el movimiento del público bailando pudieron agravar grietas o defectos preexistentes en la estructura​.

Otro posible elemento bajo escrutinio es si la discoteca excedía o no su capacidad segura de ocupación la noche de la tragedia. Inicialmente se reportó que había entre 500 y 1.000 personas asistiendo al evento, aunque informes posteriores ajustaron esa cifra a unas 400 personas aproximadamente presentes en el momento del colapso​. Según datos de licencias y venta de boletos, el local tenía un aforo autorizado que variaba entre 700 y 1.000 personas​, por lo que en principio no habría sobrecupo (de hecho, el club no estaba completamente lleno esa noche, aunque sí muy concurrido). No obstante, es posible que ciertas áreas estuvieran más densamente ocupadas (por ejemplo, alrededor del escenario) lo que pudo incrementar la carga puntual en la estructura. Por ahora, no se descarta ninguna hipótesis oficialmente. Los expertos de la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica y Vulnerabilidad de Infraestructura (ONESVIE) continuaban, al cierre de esta nota, con estudios técnicos para determinar si el edificio presentaba fallas estructurales previas o si hubo sobrecargas indebidas en su diseño y remodelaciones recientes.

En cuanto a las responsabilidades, las miradas se han posado sobre los propietarios y administradores del establecimiento, así como sobre las autoridades encargadas de supervisar la seguridad de locales de entretenimiento. El club Jet Set es propiedad del empresario Antonio Espaillat y su familia, quienes emitieron un comunicado lamentando la tragedia y asegurando que cooperarían plenamente con las investigaciones. “Desde el primer momento hemos estado colaborando de forma total y transparente con las autoridades”, afirmó Espaillat, quien también indicó que el local contaba –según su declaración– con sus certificaciones al día. No obstante, con el avance de las indagatorias han surgido revelaciones preocupantes que podrían implicar negligencia en las medidas de seguridad internas. Por ejemplo, familiares de víctimas denunciaron que las salidas de emergencia del club estaban bloqueadas o no funcionaban adecuadamente la noche del suceso​. Zulinka Pérez, hija del fallecido Rubby Pérez, declaró a medios internacionales: “Esto no fue un accidente, fue negligencia. La salida de emergencia estaba cerrada, los músicos daban golpes intentando salir”. Estas acusaciones apuntan a fallas graves en los protocolos de evacuación del establecimiento, lo cual habrá de ser objeto de investigación penal. De confirmarse que las puertas de emergencia estaban clausuradas o insuficientes, sumado a un posible colapso estructural por sobrecarga, el caso configuraría una serie de omisiones y violaciones a normativas de seguridad que explican la catástrofe.

En síntesis, aunque la causa inmediata del colapso estructural está en proceso de determinación científica, todo indica que no se trató de un hecho fortuito inevitable, sino de un conjunto de deficiencias: una estructura posiblemente debilitada por el tiempo y las modificaciones, cargas excesivas (como pesados aires acondicionados y equipos eléctricos visibles entre los restos del techo caído​) y protocolos de seguridad internos deficientes. La tragedia podría haberse prevenido con un mantenimiento estructural adecuado y con el cumplimiento estricto de las medidas de seguridad, según coinciden varios especialistas consultados en medios locales. Esta sensación de que hubo negligencia es la que ahora impulsa la búsqueda de responsables.

Investigación legal y proceso judicial

Dada la enorme pérdida de vidas, el caso no ha quedado solo en indagatorias técnicas: se ha iniciado ya un proceso judicial para deslindar responsabilidades penales y civiles. Durante el fin de semana posterior al suceso, la Procuraduría General de la República anunció la apertura de una investigación formal sobre el colapso del Jet Set, asignando el caso a la Fiscalía del Distrito Nacional de Santo Domingo​. Fuentes del Ministerio Público confirmaron que la Dirección General de Persecución, en coordinación con fiscales locales, estará a cargo de esta pesquisa penal, “en respuesta a la magnitud del hecho y al creciente clamor público que exige justicia”​. Esto implica que se investigará a toda persona u entidad cuya acción u omisión pudiera haber contribuido a la tragedia, con miras a posibles imputaciones por homicidio involuntario, negligencia o violaciones a los códigos de edificación y seguridad.

Hasta el momento de redactar este artículo, no se han formulado cargos específicos ni detenciones, pero las autoridades han dejado claro que nadie quedará exento de escrutinio. Se espera que sean investigados los propietarios del club (Antonio Espaillat y cualquier socio responsable de la operación), los encargados de mantenimiento y seguridad del local e incluso funcionarios públicos que tuvieran bajo su competencia la inspección de la discoteca. Cabe recordar que el Jet Set operó durante décadas y era un lugar de referencia en la ciudad; por ello, una de las preguntas que surgen es si hubo inspecciones recientes de la estructura por parte de Obras Públicas o del Ministerio de Vivienda, y si estas fueron rigurosas. Al respecto, el gobierno informó que había publicado un informe preliminar sobre el derrumbe, aunque “sin aclarar las causas de la tragedia” aún, y que un equipo de expertos seguiría investigando el fallo estructural​. El presidente Abinader enfatizó que ahora corresponde responder “qué pasó, por qué pasó y cómo pasó” para hacer justicia y aprender de lo ocurrido​.

Por otro lado, familiares de las víctimas han tomado la iniciativa legal por su cuenta. La familia de Rubby Pérez, encabezada por su hija Zulinka, comunicó que demandará a los dueños del establecimiento por presunta negligencia criminal​. En entrevistas, Zulinka Pérez ha reiterado que, de probarse que las salidas de emergencia estaban cerradas y que la infraestructura era insegura, los propietarios “tienen que pagar por estas muertes”. Similarmente, allegados de otros fallecidos (incluyendo familiares de empleados del club que murieron en cumplimiento de su trabajo) han expresado que se unirán en acciones colectivas para exigir indemnizaciones y sanciones.

La esfera judicial del caso también involucra la realización de peritajes independientes. Es probable que, además de la investigación penal, haya demandas civiles contra el propietario y contra cualquier empresa constructora o ingeniero que resulte implicado en posibles fallas de construcción. Algunas firmas de abogados ya han ofrecido asesoría gratuita a afectados, anticipando un complejo proceso legal. Entre las pruebas claves que se recabarán están: informes de ingenieros estructurales (sobre el estado del edificio antes y después del colapso), historial de permisos y remodelaciones del local, registros de mantenimiento, videos de seguridad, testimonios de sobrevivientes y peritajes forenses de materiales (para identificar puntos iniciales de falla en vigas o columnas).

La Procuraduría, por su parte, ha indicado que solicitará asistencia técnica internacional para sustentar el caso. Dado que entre las víctimas hay extranjeros (venezolanos, colombianos, etc.), no se descarta que embajadas u organismos internacionales sigan de cerca la investigación, añadiendo presión para una resolución transparente. El Ministerio Público subrayó en su comunicado del 13 de abril que esta es “una de las mayores catástrofes civiles ocurridas en las últimas décadas” en el país, y que se investigará “hasta las últimas consecuencias”.

Paralelamente, continúa la investigación técnica por parte de las autoridades de infraestructura. ONESVIE y peritos internacionales (incluyendo expertos estructuralistas traídos de Estados Unidos y México, según la prensa local) realizan estudios en laboratorio de las muestras recolectadas en el lugar, buscando determinar el punto exacto de inicio del colapso y la mecánica del fallo. Sus conclusiones serán cruciales para el proceso judicial, pues podrían confirmar si hubo un error constructivo o un deterioro conocido no atendido. Por ejemplo, si se halla que una viga maestra cedió por corrosión avanzada o que una columna había sido removida en una remodelación sin refuerzo adecuado, esos datos fundamentarían cargos de negligencia grave.

En resumen, el proceso legal apenas comienza, pero ya ha tomado forma: investigación penal en curso, demandas civiles en preparación y una fuerte expectativa social de justicia. La meta de las autoridades dominicanas es que casos como este no queden impunes, sentando un precedente sobre la responsabilidad que conlleva operar espacios de entretenimiento masivo. De momento, los dueños del Jet Set y posiblemente funcionarios regulatorios estarán rindiendo cuentas en los tribunales en los meses por venir, conforme avance la búsqueda de la verdad detrás de esta tragedia.

Reacciones de figuras públicas y cobertura internacional

El impacto emocional y mediático del colapso del Jet Set fue inmediato y global. En República Dominicana, la consternación dio paso a expresiones de luto nacional y pronunciamientos de líderes políticos, artísticos y deportivos, mientras que la noticia ocupó titulares de la prensa internacional, que destacó la magnitud del desastre.

Ya en la mañana del 8 de abril, el presidente Luis Abinader calificó el hecho como una tragedia sin precedentes recientes en el país. El mandatario emitió el mismo día un decreto declarando tres días de duelo nacional (8, 9 y 10 de abril), durante los cuales la bandera dominicana ondearía a media asta en todos los recintos oficiales y militares. El 10 de abril, ante el aumento dramático de las cifras de víctimas, Abinader amplió el duelo a seis días en total, extendiéndolo hasta el domingo 13 de abril. “Estamos todos de luto”, expresó el presidente, visiblemente conmovido, en declaraciones desde el sitio del siniestro. También aseguró que “no descansaremos hasta saber la verdad de lo ocurrido”. La Primera Dama Raquel Arbaje, quien acompañó al presidente al lugar, ofreció consuelo a los familiares allí reunidos y luego, en Twitter, compartió mensajes de oración por las víctimas.

El Congreso Nacional se sumó al duelo: el Senado de la República suspendió la sesión que tenía programada para el 9 de abril, emitiendo en su lugar una resolución de pésame y solidaridad con los afectados​. También fueron cancelados actos oficiales, conciertos y actividades festivas en todo el país durante varios días. Numerosas figuras políticas de todos los partidos expresaron sus condolencias. La ex vicepresidenta Margarita Cedeño, el líder opositor Leonel Fernández y otros dirigentes difundieron mensajes de apoyo a las familias y de exhortación a la justicia. Tony Peña Guaba, coordinador del Gabinete de Política Social, declaró con dolor que “esta es la peor tragedia no atmosférica que ha tenido la historia dominicana”, subrayando que solo desastres naturales como huracanes han cobrado antes tantas vidas en el país.

El mundo del deporte, especialmente el béisbol dominicano, quedó consternado al confirmarse la muerte de ex jugadores queridos. El comisionado de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB), Rob Manfred, emitió un comunicado oficial ofreciendo condolencias por los fallecimientos de la gobernadora Cruz y de los ex beisbolistas Octavio Dotel y Tony Blanco​. Diversos equipos de MLB donde Dotel militó durante su carrera –entre ellos los Yankees de Nueva York, Cardenales de San Luis, Astros de Houston y Mets de Nueva York– publicaron en redes sociales mensajes lamentando su partida​. Precisamente, los Mets rindieron homenaje a Dotel con un minuto de silencio en el Citi Field antes de un juego, mientras en la pantalla gigante mostraban su nombre y ofrecían solidaridad con el pueblo dominicano. Figuras del béisbol activo como Juan Soto (estrella de los San Diego Padres) y leyendas retiradas como Pedro Martínez expresaron su pesar; Martínez reveló que varios de sus familiares estaban entre los asistentes al Jet Set esa noche y sobrevivieron de milagro, lo que lo conmovió profundamente​. La selección nacional de fútbol dominicana dedicó sus entrenamientos de esa semana a la memoria de Luis Guillén, su compañero fallecido.

Asimismo, la comunidad artística local e internacional mostró un enorme sentimiento de solidaridad. Los merengueros dominicanos más veteranos, como Johnny Ventura (hijo) y Los Hermanos Rosario, acudieron a ofrendar sus respetos. Se organizó un velatorio especial para Rubby Pérez en el Teatro Nacional Eduardo Brito, donde acudieron el presidente Abinader, la primera dama y cientos de admiradores a darle el último adiós. En esa ceremonia, grupos de merengue entonaron canciones emblemáticas de Pérez como homenaje póstumo. El mundo del espectáculo latino reaccionó masivamente en redes sociales: artistas urbanos puertorriqueños como Daddy Yankee, Bad Bunny y Don Omar, el cantautor Ricardo Montaner, el astro del merengue Juan Luis Guerra, la cantante Olga Tañón, la urbana dominicana Natti Natasha, el salsero Marc Anthony, el español Alejandro Sanz, e incluso actrices de Hollywood de origen dominicano como Zoe Saldaña y ex reinas de belleza como Clarissa Molina, lamentaron esta tragedia públicamente​. “Qué tristeza lo de RD. No hay palabras que consuelen ante una tragedia así”, expresó Bad Bunny, resumiendo el sentir en un tuit que fue compartido miles de veces. A estas voces se unieron infinidad de artistas locales de todos los géneros, desde rock hasta bachata, muchos de los cuales consideraban al Jet Set como un templo musical donde iniciaron sus carreras.

La tragedia también trascendió al ámbito internacional diplomático y mediático. Gobiernos de diversos países enviaron mensajes de condolencia. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, expresó “su más sentido pésame al hermano pueblo dominicano” y ofreció asistencia para los nacionales venezolanos afectados. Desde Cuba, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla comunicó solidaridad en nombre del gobierno de la isla. Incluso el presidente de Rusia, Vladímir Putin, hizo llegar un telegrama al presidente Abinader compartiendo “el dolor del pueblo dominicano ante este trágico suceso”. Organismos internacionales como la OEA y la ONU también hicieron pronunciamientos lamentando la pérdida de vidas.

En cuanto a la cobertura periodística, la noticia acaparó titulares en la prensa global. Agencias como AP, Reuters, EFE, AFP y medios de renombre (CNN, BBC, The New York Times, El País, entre otros) enviaron corresponsales o se hicieron eco de la información desde Santo Domingo. Muchos destacaron la cifra de muertos –superior a 200– como algo “difícil de asimilar” y subrayaron que entre las víctimas había personalidades célebres, lo que amplificaba el impacto emocional​. BBC Mundo calificó al Jet Set como “un ícono cultural” de la capital dominicana y resaltó el estupor colectivo por la tragedia en un lugar tan querido. CNN en Español publicó un reportaje titulado “¿Qué pasó en el colapso del techo de una discoteca en República Dominicana? Lo que sabemos”, donde enumeró las víctimas notables y señaló que el país estaba viviendo “una consternación general” ante lo ocurrido​. En resumen, el mundo posó sus ojos sobre República Dominicana esos días, brindando solidaridad pero también exigencia de respuestas.

Impacto social y medidas para evitar incidentes similares

El colapso del Jet Set ha dejado una huella profunda en la sociedad dominicana, generando dolor, indignación y reflexiones que van más allá del hecho puntual. En los días siguientes, el país vivió manifestaciones de duelo colectivo nunca antes vistas para una tragedia de esta naturaleza.

Durante los seis días de duelo nacional decretados, se llevaron a cabo numerosas misas, vigilias y actos conmemorativos. En Santo Domingo y otras ciudades, las comunidades organizaron rezos y homenajes espontáneos. Por ejemplo, en el municipio de Haina –tierra natal de Rubby Pérez y de al menos 28 de las víctimas–, el coro local Jaineros Dorados reunió a decenas de personas que encendieron velas en las calles en memoria de los fallecidos. Frente a las ruinas del Jet Set, se improvisó un altar con flores, velas y fotografías de las víctimas, ante el cual por segundo día consecutivo (12 de abril) se congregaron decenas de ciudadanos con rostros compungidos, rezando y guardando silencio respetuoso​. Entre las ofrendas se pudo ver incluso una bandera de Venezuela, colocada en honor a los ciudadanos venezolanos que perdieron la vida en el siniestro. Además, la noche del 12 de abril se organizó una caminata silenciosa en Santo Domingo: cientos de personas marcharon vestidas de negro y portando velas desde el Parque Mirador Sur hasta las inmediaciones del Jet Set, exigiendo justicia y entonando cánticos religiosos​.

En las redes sociales, el impacto también fue masivo. Miles de usuarios dominicanos y de la diáspora compartieron los nombres y fotografías de seres queridos fallecidos, junto con mensajes de despedida y pedidos de justicia. El hashtag #FuerzaRD y #TragediaJetSet se hicieron tendencia regional, canalizando tanto el pésame internacional como la rabia contenida de la población. Se viralizaron historias emotivas, como la de un joven que sobrevivió porque salió minutos antes a buscar estacionamiento, o la de una familia entera que murió abrazada. También surgieron cuestionamientos: ¿Pudo haberse evitado?, ¿Quién autorizó que funcionara la discoteca si el edificio no era seguro?. La opinión pública dominicana se llenó de debate. La indignación creció particularmente tras conocerse las denuncias de puertas de emergencia bloqueadas, lo que muchos interpretaron como un símbolo de negligencia imperdonable. Hubo llamados en programas de radio y televisión para que casos así no queden impunes. Algunas voces exigieron la renuncia de funcionarios encargados de la supervisión de edificaciones, argumentando que fallaron en proteger a la ciudadanía.

Como suele ocurrir tras desastres de gran impacto, este suceso ha impulsado a las autoridades a proponer medidas para evitar que algo así se repita. El presidente Abinader anunció la conformación de una comisión especial de expertos (incluyendo ingenieros estructurales locales y asesores extranjeros) para evaluar no solo las causas del colapso del Jet Set, sino también el estado de otras estructuras similares en todo el país. De hecho, en los días posteriores se inició una inspección general de discotecas, bares y centros de espectáculos en Santo Domingo, con énfasis en aquellas que operan en edificaciones antiguas o adaptadas. El Ministerio de Vivienda y Edificaciones indicó que revisaría los expedientes de certificación estructural de estos locales y ordenaría correcciones inmediatas donde hallaran irregularidades (por ejemplo, reforzamiento de techos o habilitación de más salidas de emergencia). Esta iniciativa busca responder al temor colectivo de que otras instalaciones pudieran ser “bombas de tiempo” similares al Jet Set.

Expertos y colegios profesionales han sumado recomendaciones: el ingeniero Teodoro Tejada sugirió actualizar el código de construcción dominicano para incluir requisitos específicos a locales de alta concurrencia, así como auditorías periódicas de infraestructura en discotecas de más de cierto tiempo de construidas. También propuso que se limite la cantidad de peso que se instala en los techos (como equipos de sonido, pantallas, aires acondicionados) a un porcentaje del cálculo original, y que se obligue a los dueños a presentar certificaciones de seguridad estructural cada pocos años. Por su parte, cuerpos de bomberos han insistido en la importancia de verificar las rutas de evacuación: tras lo del Jet Set, se plantea realizar simulacros y revisiones sorpresivas en lugares de ocio nocturno para garantizar que las salidas de emergencia estén operativas y despejadas, y que el personal esté entrenado en protocolos de evacuación.

En el aspecto social, la tragedia ha generado una profunda reflexión comunitaria. Muchas personas han expresado que, si bien República Dominicana ha enfrentado duelos nacionales por accidentes de tránsito masivos o desastres naturales, este evento en un espacio de diversión tan emblemático despertó conciencia sobre la cultura de la prevención. Se ha hablado de no normalizar que locales históricos funcionen sin las debidas refacciones, de exigir accountability a empresarios y autoridades por igual. Organizaciones ciudadanas planifican vigilar el cumplimiento de las medidas anunciadas, para honrar la memoria de las víctimas asegurándose de que su muerte no sea en vano.

A medida que el país avanza en su proceso de duelo y las familias comienzan a reconstruir sus vidas tras la pérdida, queda como enseñanza dolorosa que la seguridad en espacios públicos debe ser una prioridad constante. El colapso del Jet Set, con su altísimo costo humano, ha sacudido a la sociedad dominicana y la ha obligado a mirar de frente las fallas estructurales –físicas e institucionales– que permitieron tal tragedia. La esperanza es que de esta catástrofe surjan cambios positivos: mejores normativas de construcción y mantenimiento, mayor fiscalización estatal y una ciudadanía más consciente y exigente en materia de seguridad. Solo así se podrá evitar que una noche de fiesta vuelva a transformarse en una pesadilla nacional como la vivida aquel 8 de abril de 2025.

Fuentes consultadas: Diario Libre, Listín Diario, AP News, CNN en Español, BBC News Mundo, France 24, DW Español, El País, NBC News, The Guardian, NY Times, People en Español, Telemundo, ABC; Comunicados oficiales de la Procuraduría General RD; entre otros. Todas las cifras y declaraciones citadas han sido verificadas con los reportes oficiales y periodísticos disponibles, con el fin de garantizar la claridad y veracidad de este relato. Cada referencia específica se señala a lo largo del texto con su respectiva cita. El presente artículo busca rendir homenaje a las víctimas mediante la reconstrucción fiel de los hechos y contribuir a la discusión pública sobre las lecciones y medidas derivadas de esta lamentable tragedia.


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